Por Ilse Benigno
Todavía era de madrugada cuando me desperté un tanto agitada, seguía sintiendo esa opresión en mi pecho, sí, la misma que se siente cuando has tenido un mal sueño; me levanté, me dirigí al baño y eché un vistazo al espejo, ahí estaba, con cara afligida, como de quien no ha pasado una buena noche, pensando una y otra vez en aquella pesadilla que me robó el sueño; y es que tantas preguntas se formularon en mi cabeza y no podía darles respuesta a todas ellas, traté de no pensar más y recobrar el sueño perdido.
“Es el día más feliz de mi vida” –pensé-, todos estábamos ahí, esperando recibir ese papel que significaba horas de desvelo, esfuerzo y dedicación, la materialización de un sueño que al fin se veía cumplido, pero de pronto la alegría se convirtió en duda y frustración, empezaba a preguntarme ¿y ahora que sigue?, ¿qué haré de mi vida?, ¿dónde encontraré trabajo? ¿tendré un buen futuro?...
Mi cabeza daba una y mil vueltas, no lo pude soportar más, decidí levantarme y escapar de mis pensamientos, me senté en el borde de la cama y con la cabeza entre las manos pude distinguir que aquel sueño tenía tanto parecido a la realidad, pero me negaba a seguir igual, tenía que hacer algo para cambiar esa situación, me rehusaba a vivir como una fracasada y fue entonces que empecé a ver las posibilidades de cambiar mi futuro.
Tomé la computadora y comencé a buscar en internet datos que pudieran ser de utilidad, fue entonces que me tope con una serie de información muy interesante y es que según el Gobierno del Estado de Hidalgo a través de la Secretaría de Desarrollo Económico (SEDECO) - los índices de empleo con relación a lo alcanzado a finales de 2005, al mes de febrero de 2011 se ha incrementado 8.6 veces el número de empleos y autoempleos generados o por generarse, gracias a los programas y acciones de promoción empresarial de la Secretaría de Desarrollo Económico, además de que en 5 años y 11 meses de gobierno, en promedio cada semana se brindó capacitación a 184 personas y se colocó en un empleo formal a 250 buscadores de empleo; lo anterior, a través de los programas de capacitación a desempleados y trabajadores en activo y los programas de vinculación laboral-, información fechada con el 31 de Marzo del año en curso.
Al ver que los datos eran recientes, sentí un poco de tranquilidad, sin embargo, sabía que no debía quedarme tan sólo con esos datos, así que continué con mi pesquisa, y entre tanta información, hubo una en especial que atrapó mi atención; “Seguimiento de Egresados”, ¿dónde lo he escuchado?, ¿dónde lo he escuchado?- me pregunté- y de pronto todo parecía tan claro, ¿cómo no lo pensé antes?, así que agarré el celular y la contacté.
Empezaba a caer la noche cuando me encontré con ella, estaba ahí, parada junto a una multitud de personas que aguardaban su transporte público; con maleta en mano miraba a su alrededor esperando encontrarse conmigo para así ir juntas a casa, su rostro reflejaba la emoción de volver una vez más a su hogar, llegué hasta ella y pude notar claramente el cansancio, producto de largas horas de viaje y que no obstante intenté disipar con una charla amena; platicamos un sinfín de cosas algunas importantes, algunas no, pero me emocionaba el hecho de que estuviera ahí; fue entonces cuando esa idea atravesó por mi mente y sin querer expresarlo, las palabras salieron de mi boca, haciendo que el tiempo literalmente se detuviera aguardando una respuesta; aunque sabía que no me negaría la oportunidad de contar su historia, si tenía la sensación de que ella no estaba lo suficientemente convencida, ya que a mi parecer, ella siempre ha sido una joven reservada y muy discreta, sin embargo la confianza de la que me hizo parte, fue motivo de inspiración para escribir la historia que en lo personal describo como “simplemente admirable”.
Diana es su nombre, Benigno su apellido , y al igual que muchos jóvenes veía pasar su vida entre salones de clase, compañeros, profesores; formándose como profesionista dentro de las aulas, pensando en un futuro no lejano donde tuviera que salir a poner en práctica los conocimientos adquiridos, pero nunca pensó que ese futuro estaba a la vuelta de la esquina y que sería un giro inesperado el que daría su vida; “Nunca imaginé estar donde ahora estoy; sí soñaba en grande pero el ver que tu sueño ahora es tu realidad implica responsabilidad, honestidad y trabajo duro, porque estoy consciente de que estoy sirviendo a mi sociedad”, palabras de quien actualmente es Licenciada en Ciencias de la Educación egresada orgullosamente de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, ejerciendo su profesión en una de las dependencias de gobierno de suma importancia del país (y que en esta ocasión omitiré por cuestiones de seguridad).
Mientras charlábamos, no podía evitar sentir una clara identificación, porque así como ella, también he pensado en ¿cómo será mi futuro al salir de la carrera?, ¿encontraré trabajo?, ¿ejerceré mi carrera?, preguntas que con frecuencia miles de jóvenes nos cuestionamos y que muchas veces no encontramos una respuesta certera a este tipo de interrogantes, tal vez porque no nos sentimos lo suficientemente seguros como profesionistas en formación o porque no nos hemos visualizado como tales en el campo laboral; y como si pudiera leer mi mente, Diana comentó “Es cierto que el campo laboral está muy competido, son muchos egresados, no sólo de la Autónoma, sino de diferentes universidades y entonces entras en una competitividad, donde debes especializarte en algo, no nada más en lo que te da la escuela, pero hay que aceptar los retos y no tener miedo, arriesgarse y no quedarse con las ganas de haberlo intentado, si no resulta vendrá otra oportunidad, pero nunca hay que darse por vencido”.
Veía tanta confianza en sus palabras, en sus movimientos y todo lo que podía percibir, lo confirmo cuando expresó: “En mi área de trabajo ocupo cosas que aprendí en la Universidad y estoy sirviendo a la sociedad indirecta o directamente estoy sirviendo a ella y es de gran responsabilidad realizar eficazmente tu trabajo, para no echar a perder el de los demás porque no puedes trabajar individualmente o al menos eso he aprendido, que no creces al ser envidioso, al no compartir lo que tú sabes, lo que tú conoces, porque de igual manera adquieres conocimiento de los demás”.
Sus palabras eran reconfortantes, había disipado algunas dudas con las que me había levantado ese día, pero aún no llegaba al punto central y por el cual la había contactado tan desesperadamente ¿qué era eso del “Seguimiento de Egresados”? “Es el vinculo que tienes con la Universidad como egresado, donde te dan esa posibilidad de que tu como egresado te inscribas o tengas un vínculo con tu coordinación y si hay alguna bolsa de trabajo disponible, te la hacen llegar, ya tú ves la propuesta si te conviene o no” comentó, de igual manera agregó “Así fue como me enteré de la convocatoria, porque me llamaron por teléfono de parte de la Universidad, por el vínculo que tienes con esta y es entonces cuando decido tomar la propuesta y a través de este contacto consigo mi actual empleo”.
Fue entonces cuando entendí con vasta claridad el objetivo principal de este programa, ya que de acuerdo con la Dirección General de Planeación y la Dirección de Estudios Estratégicos y Desarrollo Institucional - La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo cuenta con un Programa Institucional de Seguimiento de Egresados, cuyo objetivo fundamental es el de obtener información de la práctica profesional de sus egresados, realimentar la revisión curricular en forma permanente y propiciar la comunicación con su institución para las actividades de capacitación y actualización- .
“Se pretende el ubicar donde se encuentran laborando nuestros alumnos, ver áreas de oportunidad para poder introducirlos al campo laboral, además de conocer las necesidades que se tienen que fortalecer para con los empleadores, además de impulsarlos a que ellos mismos como egresados puedan ser sus propios empleadores”, comentó la Mtra. Irma Quintero López Coordinadora del Área Académica de Educación en el ICSHu, quien con amabilidad y cordialidad explicó la gran responsabilidad que se tiene con los alumnos y egresados.
Dudas despejadas y confianza adquirida sobre un futuro cada vez más seguro, fueron sentimientos generados con las palabras que marcaron mi pensamiento y parte de mi vida; “No hay que pensar en chiquito, siempre hay que pensar en grande, no tener miedo de equivocarse como estudiante, ya que siempre va a haber un experto que los va a orientar y con lo cual van a adquirir experiencia para su futuro laboral” explicó la Mtra. Irma Quintero López, segura de sí misma y con mirada apacible que inspiraba confianza y lo cual cambió mi visión y percepción afligida.
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