lunes, 16 de mayo de 2011

Los jóvenes y la migración



Autora: Alejandra V. Asiaín
Como es bien sabido la migración hacia los países vecinos va en aumento día a día, y la mayoría de estos provienen de pueblos marginados, además de ser los jóvenes quienes más recurren a esta opción, con el fin de ayudar a sus familias o tener un mejor futuro, incluso a veces por una razón de violencia.
Según reportes gubernamentales, Hidalgo ocupa el 10° lugar de migración internacional, afectando así a un 23% de la población de los hogares Hidalguenses
Los jóvenes son los principales migrantes y quizás sí, como ya se menciono en la parte superior, es por mejorar un poco a calidad de vida, vislumbrar un mejor futuro acompañado de lujos, deseos cumplidos, satisfacción emocional, entre otras.
El banco mundial menciono que la mayoría de los migrantes, provienen de lugares en donde la crisis económica provoca la pobreza extrema de la mitad de población, que resulta en una migración forzada.
Pero muchas veces este fin se ve distorsionado por la ambición o por lo bello de ese país, dejando como consecuencia solamente un recuerdo del país en el que se les vio nacer.
“La verdad que caso tiene regresar a mi país, si tiene muchas cosas que se extrañan por ejemplo mis padres, tíos, amigos, la familia y los recuerdos de infancia, pero, acá he encontrado muchas cosas, una esposa con la que ya forme mi familia, un muy buen trabajo en el que me dan lo que nunca ganaría allá, ya tengo una casa, mis hijos tendrán un mejor futuro acá… la verdad es que yo regresare a mi país solo de visita”
Esto fue mención de un joven, ahora un hombre de familia, que emigro a Estados Unidos a los 20 años, en busca de un mejor futuro, con el plan de trabajar por 3 años y regresar a su país para emprender una vida aquí, cerca de los suyos, pero con mucha más calidad y con visión de crecimiento. Ahora tiene 29 años, y como nos menciono, él ya es feliz allá, tiene todo lo que le da felicidad, por lo que le es más conveniente quedarse a vivir allá, mejorar la calidad de vida de su familia y la de él.
El caso de este joven es solo uno de muchos ejemplos, chicos que se dejan llevar por  todo lo bueno de este país, lo maravilloso que les ofrece, sin importarles que quizás su país no se convierta en eso porque ellos no ayudan, porque ellos prefieren disfrutar de lo que ya existe, que forjar algo nuevo y mejor que lo que se les ofrece de primera mano.
¿Pero qué sucede con aquellos jóvenes que si regresan a su país?
Las principales razones por lo que estos jóvenes  regresaran son por el poco éxito que tuvieron allá, por algunos problemas con la justicia, por estar inmersos en diferentes vicios que no pueden cubrir con lo que ganan allá, etc.
Sin embargo, la mayoría de estos jóvenes solo vienen a dañar un poco a la comunidad, pues no ven en él una esperanza de vida que les sea grata, solo buscan la diversión, si ya han sido inmersos en un vicio, no les importa salir de él, solo quieren seguir viviendo así, ¿un estado de depresión? Puede ser, quizás porque como se dijo antes, no lograron cumplir las metas que muchos otros han alcanzado.
El resto de los jóvenes que emigran al país vecino, pero que no obtuvieron éxito trabajando allá o que simplemente el sentimentalismo de las familias fue más grande, solo regresan con la expectativa de vida de casarse y formar una familia como en la que ellos han crecido, tener hijos a una edad muy joven y contar con un trabajo, que igual y no será el mejor, pero les ira permitiendo vivir día a día.


¿Pero qué hay de las mujeres?
Si, estas también emigran en busca del sueño extranjero, en busca de una felicidad ficticia que ha sido pasada de voz en voz. Pero estas también sufre, y quizás un poco más. La forma de cruzar al “otro lado” es mucho más complicada, mucho más cansada y con más riesgos.
Sin embargo, cuando logran estar allá y gozar de la vida estadounidense, llena de trabajo bien pagado, de descanso y quizás sí, de una familia, ya no le ven mucho caso al regreso.
Y ese es el caso de Tatiana, una joven de 23 años, que emigro al vecino país con su familia, padre, madre y hermanas. Allá encontraron trabajo bien pagado,  pero que no les ayudaba a cubrir el costo de todos los gastos, pues “la vida es cada día más cara”.  Así vivieron por 4 meses, sin embargo, esta situación ya no dio para más, el extrañar al país de origen, a los amigos y al resto de la familia pudo más, y así fue como la familia regreso, todos excepto Tatiana.
Ella logró formar una familia allá, ahora vive con su esposo, un hombre mexicano al igual que ella, una hija de 2 años y tiene un trabajo en el que le va muy bien, ha logrado formar una estabilidad económica, que la ayuda a satisfacer necesidades, tener un gusto de vez en cuando y ayudar a su familia que ahora viven en México. Los planes de regreso por el momento no son una opción.
A mi pensar, el programa de la migración no tendrá fin, día a día un mexicano cruza con la ilusión de un mejor futuro, con la vislumbra de más oportunidades y ojala que así sea, pero en mi idea, sería mejor que forjáramos un futuro mejor en nuestro país, que con ayuda mutua de los de aquí y los de allá, le demos una mejor apariencia al país, un mejor desarrollo.
Pero todo esto con ayuda de los jóvenes que emigran, pongamos un poco más de atención al tema de la educación, que nos puede ayudar a producir mentes más productivas al país, gente centrada y con ideas que ayuden a hacer de este país, uno de mejor calidad y con mayores esperanzas para los que habitamos este territorio y para todos aquellos que nos visiten.
Los jóvenes rurales quizás deberían recibir más apoyo de los gobiernos, quizás deberían centrarse un poco más y creer en que pueden mejorar su vida en este país, dejar  a un lado los vicios que la loca juventud quizás pueda traer.

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