lunes, 16 de mayo de 2011

Heroína Anónima

Por: Alba Ayde Aquino Hernández
“Levante su pistola, él me vio y disparó, pero no me dio. Yo disparé y que le atino” fueron las palabras de  Anilem García López  para describir su heroica intervención en el asalto. Esta chica de treinta y dos años, nos relata cómo vivió el asalto al banco en su pueblo, a los 14 años mientras trabajaba en la Agencia del Ministerio Público de este lugar.



Trabaja como administrativa en una secretaría privada en la ciudad de Pachuca Hidalgo, pero tiene una carrera laboral amplia, ya que desde que estudiaba el bachillerato, ha trabajado en distintas dependencias gubernamentales y privadas, destacándose por su compromiso y eficiencia.
Se ha destacado como una mujer estudiosa y capas, aprendió a leer y escribir a los cuatro años de edad, por lo que termino la primaria a los 9 años, la secundaria la terminó en dos años y para sus 14 años, estaba concluyendo el bachillerato. A pesar de ello, Anilem García López, es una persona sencilla que no olvida su humilde origen, y se siente orgullosa de su pueblo y sus tradiciones.
En el año en que ocurrió el incidente, Anilem, comenta que, acudía a laborar en la Agencia del Ministerio, después de sus clases en de bachillerato, no solo como administrativa, sino que también tomaba declaraciones, revisaba escenas de crimen o a realizar averiguaciones.
Ese día, solo se encontraba uno de los seis judiciales disponibles en el ministerio, pues los demás tenían que hacer sus rondas, y acudir a distintas actividades, fue así como se quedo de guardia solo Gerardo Calva Hernández. La oficina donde Anilem laboraba, se encontraba en el segundo piso, lo que le puso a salvo, pero a su vez impidió que se enterara de lo que ocurría en el banco, mismo que estaba casi enfrente del edificio.
Anilem  tenían una relación de amistad con Gerardo Calva Hernández, y cuando el subió a avisarle que el banco estaba siendo asaltado, y que tenía que ir a ayudar, ella se negó a ocultarse. -“No tenía miedo, si hubiera tenido miedo, me habría escondido” -comento Anilem - “toda la gente corrió a esconderse, no había nadie en las calles” -agrego.
Nos cuenta Anilem, que, para cuando llego a la entrada del banco, su amigo, Gerardo se encontraba tirado con una herida de bala en el pecho. Los asaltantes huían con el motín y una rehén, la cajera del banco, -“uno de ellos iba hasta atrás cubriéndolos, cuando me vio disparo, pero fue en el momento en que yo me agachaba a ver a Gerardo”. Nadie vio cuando esto ocurría, ya que todos corrieron del lugar por miedo.
 Anilem, fue la última persona que vio a  con vida a Gerardo -“intentaba detener la hemorragia, puse mi mano sobre la bala pero la sangre salía con mucha fuerza”, “lo último que dijo, es que se sentía bien al morir así”.
Justo cuando los delincuentes, se salían con la suya, Anilem, levanto el arma que el judicial soltó al momento de su caída, y arremetió contra la persona que, momentos antes, le había disparado  -“levante su pistola, el me vio y disparo, pero no me dio, yo disparé y que le atino”, “le apunte al pecho, pero solo le di en una pierna”.
Gracias a la rápida reacción de Anilem, fue posible detener a uno de los asaltantes y además, salvo a la rehén de una muerte segura  -“no lo derribe, pero ya no pudo caminar, en cuanto los demás se dieron cuenta, soltaron a la chica  para poder correr”.
Como mencione antes, no hubo testigos de lo acontecido, así que los periódicos se limitaron a una noticia: el asalto al banco. Nadie supo en realidad, que sucedió ese día. Una nota en El Sol De Hidalgo publicó:


Asaltan banco y muere policía
Por Ángel Godínez Cebrian.

Zacualtipán, Hidalgo.- A costa de su vida, el judicial, de  años, intento frustrar un asalto a una sucursal de banco, localizado en  de Zacualtipán, ayer, al mediodía.
 El oficial Gerardo García López, recibió  un tiro que le segó la vida instantáneamente, un grupo armado de al menos cuatro individuos, se llevaron varias bolsas con dinero, tras amenazar con matar a quien se interpusiera y llevaban consigo a la cajera del banco como rehén. Pero antes el judicial hirió en la pierna de uno de ellos, quien fue identificado como Andrés Pérez Garnica, y consignado ante las autoridades. El resto de los delincuentes, huyeron pero soltaron al rehén, quien resulto con heridas leves en la cabeza y la clavícula, pero por su estado de conmoción no pudo declarar.
Más tarde, se confirmó que el oficial recibió dos tiros; uno en el brazo derecho, otro en el pecho, para después subir a la unidad que llevaban y huir a toda prisa con rumbo al sur de poblado.
Un testigo dijo que los hombres que mataron al judicial eran de edades de entre 30 y 35 años, que vestían pantalón de mezclilla y playeras de varios colores. Las autoridades no confirmaron nada. Pese al impresionante operativo que se instrumentó para la localización de los delincuentes, al cierre de esta edición, no se sabía de su paradero.
El detenido, fue atendido el Hospital General de Zacualtipán, no llevaba ninguna identificación. Fue llevado al área de retención primaria (separos) para deslindar responsabilidades. Hasta el momento no ha rendido su declaración pero se sigue de oficio la investigación.
Como se puede leer, no hay testigos de la muerte del judicial, pero suponen que fue él, quien hirió al asaltante. Al preguntarle porque no declaro que ella lo había hecho, su respuesta fue: “me dio miedo que me metieran a la cárcel por usar el arma de un oficial sin permiso, y que tal si me reconoce el ladrón, me podrían hacer algo sus compañeros si saben que los vi”.
Me trasladé hasta el lugar de los hechos, y entreviste a la enfermera que atendió en ese momento a Gerardo García López y a Ma. Guadalupe Ángeles Hernández. “La chica se encontraba muy alterada, le di un sedante ligero, cuando vinieron los del ministerio, ella seguía sin poder hablar, después, sus familiares la llevaron a una clínica particular” nos platico Agustin Acosta Martínez, Jefe del Ministerio Público de Zacualtipán.
Intente abordar a Ma. Guadalupe Ángeles Hernández, pero lamentablemente el siniestro tuvo secuelas graves para la salud mental de la joven cajera. Los vecinos del lugar aseguran que se encuentra distante, nunca se caso no tuvo hijos, su padre cuida de ella todo el tiempo.
Del joven  Gerardo García López, en paz descanse, se sabe muy poco, solo que era soltero, radicaba en Huejutla, y sus familiares reclamaron el cuerpo para darle cristiana sepultura ese mismo día, uno de sus compañeros asegura que  pretendía a la joven Anilem, pero se detenía por la diferencia de edades. ¿Podríamos decir que su sacrificio fue una muestra de amor? Es difícil de saberlo, pues Anilem no quiso comentarnos  al respecto solo dijo “yo estaba muy chiquis, me faltaba hacer muchas cosas”.
Pensemos por un momento, cuantas veces, valientes mujeres han hecho sacrificios y actos heroicos y han permanecido en el anonimato, cuántas de ellas al igual que Anilem, han callado  por miedo, por humildad o lo que es peor, por ignorancia. Estamos acostumbrados a verlas como madres, esposas o como hijas, pero no como nuestras heroínas, pues pensamos que este lugar está reservado para hombres.

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